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Hola Fouriers !

Me llamo Alejandra Rausell y estoy aquí escribiendo para contaros una de las mejores experiencias que he vivido nunca.
Como todos los años se iba acabando el curso, y mis padres empezaban a preguntarme que tenía pensado hacer durante el verano. La verdad que ese año estaba un poco perdida,  quería irme fuera y mejorar mi inglés. Pero a la vez, también me apetecía vivir una experiencia diferente que me hiciera crecer como persona.
Empecé a hablar con algunas amigas que se habían ido a trabajar fuera, y al mismo tiempo mis padres fueron buscando una nueva forma de que aprendiera inglés diferente a la que estaba habituada.  Durante esta búsqueda nos encontramos con Miguel Prim, quien nos propuso la idea de irme como AU PAIR.

Tengo que reconocer que al principio me asusto un poco la idea de irme dos meses a Irlanda a trabajar en una familia y os aseguro que a mi madre aún más.

Empezamos a informarnos y la verdad que H4 nos lo puso todo muy fácil. En un abrir y cerrar de ojos todos los trámites estaban hechos y me encontraba en el aeropuerto de Valencia con una maleta cargada de abrigos pero sobretodo de ganas.

Había hablado un par de veces por Skype con la familia que iba a vivir y la verdad que todo fue como esperaba. Dos niños pequeños junto a sus padres me esperaban con una sonrisa enorme en el aeropuerto de Dublín para hacer mi llegada lo más agradable posible. A partir de ahí, empezaba mi aventura.

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Viví dos meses inolvidables con los que ahora son mi familia irlandesa. Dos meses de aprendizaje intensivo pero también de trabajo por intentar ayudar en todo lo que podía a mi «mami» irlandesa.
Mi trabajo consistía en ayudar en la casa y en todas las tareas relacionadas con los niños: vestirlos, llevarlos al parque, darles de comer, etc. Además, de forma totalmente voluntaria, decidí apuntarme a un curso de inglés por las tardes para complementar mi aprendizaje.
Por otro lado, tenía todos los fin de semanas libres lo cual aprovechaba para conocer Irlanda al igual que para quedar con las demás au pair, las cuales acabaron siendo un gran apoyo durante esos meses. Era gracioso porque siempre que nos juntábamos acabábamos hablando de las anécdotas que «nuestros niños» habían hecho durante la semana. ¡Cada cual más travieso!
El balance de la experiencia fue totalmente positivo aunque tengo que reconocer que también tuve mis momentos de bajón. Afrontar esas situaciones son las que me hicieron crecer como persona y darme cuenta de todo lo que podía conseguir.
El vínculo que se creo con mi familia irlandesa fue increíble. De hecho, hablo con ellos todos los meses y el verano pasado aproveché para hacerles una visita. Nada mejor que ver como los peques se acordaban de mi después de un año para darme cuenta de que esos meses habían merecido la pena.

Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo que quiera aprender tanto inglés como de la vida.

Gracias a H4 por estar siempre ahí para solucionar esas tonterías, que allí, me parecían los mayores problemas del mundo. Al igual que por animarme para empezar esa magnífica aventura.

 

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