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Es la ciudad más antigua de Irlanda, y a pesar de poder presumir de más de mil años de historia, Waterford sigue sorprendiendo. La ciudad cuenta con antiguas creaciones vikingas, construcciones normandas y vastas extensiones de cristal inmaculadamente elaborado. Acompáñanos en este artículo y descubre los tesoros que la convierten en un lugar realmente especial.

La ciudad de cristal: En el corazón y alma de Waterford está la famosa fábrica de Waterford Crystal. En ella se llevan elaborando elegantes creaciones de cristal desde 1783, y un gran número de artesanos, sopladores de vidrio, cortadores y talladores siguen fabricando verdaderas obras de arte. Cada día se da forma a dos toneladas de cristal fundido, creando objetos de una belleza imposible con una maestría que ha otorgado a Waterford Crystal su fama y reputación en todo el mundo.        

Los tesoros de Waterford: En el centro de Waterford, la enorme fortificación de piedra conocida como la ‘Reginald’s Tower’, denominada así en honor a Ragnall, fundador de Waterford, alberga antigua metalistería hermosamente forjada, incluido el magnífico Kite Brooch, un broche con forma de cometa que se ha conservado durante siglos. Sube a la cima mediante una estrecha escalera de caracol para admirar las vistas de Waterford, imaginando cómo debió ser su aspecto en el siglo XIII.

Cerca de allí, el Museo Medieval exhibe sus propios tesoros, como el Great Charter Roll de 1373, un documento histórico que muestra Waterford tal como era en la época medieval, y las vestiduras de tela de oro que encontraron su hogar en Waterford tras ser tejidas en Florencia y bordadas en Brujas. Finalmente, el Palacio del Obispo es una elegante mansión donde puedes descubrir otro período de Waterford, la época georgiana.

Diviértete en un festival: Cuando hayas disfrutado de una buena ración de historia, vuelve al presente: cada agosto, Waterford acoge el festival Spraoi, cuyo nombre en gaélico significa ‘diversión’. Las calles se llenan de música en directo y artistas callejeros, creando un ambiente de carnaval; hay bandas famosas que llegan de todo el mundo y carrozas que llevan toda una explosión de color a la ciudad.

Y si buscas una experiencia mucho más relajada, Waterford tiene un emergente panorama gastronómico, con un festival culinario anual que te ofrece un delicioso trozo del «soleado sureste» de Irlanda. La deliciosa especialidad autóctona es el ‘blaa’, un panecillo de harina blanca que prácticamente se funde en la boca. Remátalo con alguna de las mermeladas, confituras o quesos caseros que puedes encontrar en el mercado agrícola semanal (cada sábado en Jenkin’s Lane) y dirígete al muelle para disfrutarlo.

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